domingo, 14 de marzo de 2010

Amarlos tal cual son… Amarlos incondicionalmente



Me hacía falta una segunda parte al escrito sobre la trillada frase “tenes que dejarlo ir”. Y es que si uno se queja sobre algo, es necesario proponer una nueva mirada a la realidad. Es por eso que quería expresar lo que realmente siento que es una verdadera liberación a la hora de de la transformación de nuestros hijos de orugas a mariposas y nuestra propia transformación como padres de ángeles. Para mí ese paso significa, amarlos tal cual son, amarlos incondicionalmente.
Mi hijo Juan Pablo padecía de trisomía 13, osea tenía tres copias del cromosoma 13 en lugar de dos. Esto hizo que varios de sus órganos hayan sido afectados, sobre todo su hermoso corazón. Cuando él estaba en la panza el diagnóstico era que tenía una afección grave del corazón. Es por eso que se hizo una campaña fantástica para que él naciera en Boston, Estados Unidos.
Ustedes dirán, se hizo todo, se llegó a Estados Unidos y finalmente se diagnosticó que Juan Pi tenía trisomía 13 completa y viviría poco tiempo . ¿Para qué sirvió hacer tanto? Sirvió y mucho!!! Porque la entrega fue gratuita, fue por amor a una pequeña vida que desde la panza fue capaz de unir a tanta gente. Justo hoy releí el pensamiento de un rabino que decía que él si creía en los milagros, pero sí en los grandes y no en los pequeños. Los pequeños son para él que el mar rojo se divida en dos y los verdaderamente grandes son los que hacen que las personas se muevan por amor. Es por eso Juan Pablito que vos serás siempre nuestro milagrito de amor.
Mi principito tenía la trisomía 13 ya desde el mismo momento de su concepción. Es algo que se da al azar, de 1 en 10.000 bebés. Esa trisomía 13 es parte de él, parte de su vida, así como es parte de su ser tener siete meses en la panza de su mamá y 16 días en la tierra, y luego convertirse en un ángel. Si fuera otro bebé, ese no sería Juan Pablo. Juan Pablo es así con su trisomía 13 y su corta y a la vez gran vida terrenal.
Aceptarle a Juan Pablo Ernesto tal cómo es, es realmente el paso más grande que me ha tocado vivir como madre: aceptar a Juan Pi como un ángel. Siempre lo voy a buscar físicamente, y cómo no si es mi hijo!!!, pero como hijo que és también sé que el encuentro con él se da desde el espíritu, desde el amor incondicional. Es impresionante cómo este amor puede unirte en la más grande de las distancias, sin importar el que dirán.
Claro que lo amé siempre, claro que lo amé con todas mis fuerzas e inclusive antes de que fuera concebido, porque antes inclusive ya hablaba con él cuando le pedía que venga (y siempre lo imaginaba como el principito). Pero ese amor se ha transformado. Con ese mismo amor que él trajo a nuestra familia, con ese amor incondicional, y es con ese amor que lo amo y acepto tal cuál es: mi hijo amado y deseado, mi hijo con trisomía 13, mi hijo ángel. ¡Mi amado hijo!
Gracias Juan Pablo por enseñarnos a amar, por enseñarnos a amarte y por enseñarnos a amarnos a nosotros mismos, con nuestros defectos y virtudes. Seguimos caminando tras tu huella. Eternamente juntos, porque lo que hace bello al desierto, es que en algún lugar esconde un pozo de agua…

4 comentarios:

  1. Gracias Pao! Que bueno que te gustó! Un abrazo grande!

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  2. Hermosas palabras...y mas que hermosas. Me emocioné mucho, tu historia es una historia en la que habla el amor, el amor incondicional de unos padres hacia su bebé.
    (Me estoy conteniendo las lagrimas jaja) No dejes que te tiren piedras por recordar siempre a tu bebé, el nunca se irá de tu corazón y esto es algo que no se olvida, como olvidar a tu bebé...? Un abrazo y fuerza linda!

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  3. Gracias Ceci! Así es como lo decis, no se puede olvidar a alguien tan bello y que siempre está conmigo! Gracias por Leer Ceci, un abrazo muy grande!

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